miércoles, 18 de octubre de 2017

"lúdico, espontáneo, relajado..."






Diversas fases en los asanas guían a la satisfactoria ejecución.

Primero, la actitud de entrega y desprendimiento por parte del practicante, una especie de vaciado mental, libre de expectativas, a fin de que desaparezca la frustración, ante la pelea que uno mismo inicia consigo mismo en el intento de alcanzar la "excelencia" de la postura.

Luego se inicia la acción en dirección al asana con movimientos suaves y atentos. En la inmovilidad, se procuran ajustes iniciales hacia la postura propiamente dicha y en ella se producen ajustes más sutiles hasta la alineación correcta que corresponde a las posibilidades del practicante.

La postura tiene un último extremo, un punto focal dependiendo de "lo que se desee obtener" en una práctica concreta, guardando la simetría acorde a la condición del cuerpo y a la dificultad del asana, sintiendo la expansión, la apertura del cuerpo (no compresión) y cierta libertad de espacio articular, donde cada zona del cuerpo participa en la expresión de la postura y la mente es conciente de la sucesión de acontecimientos corporales que se dan momento a momento.

Hay firmeza, no tensión, estabilidad, equilibrio, integración y plena conciencia mente cuerpo en cada asana.





Conocer(se) en cada asana.

"lúdico, espontáneo, relajado, ese es el punto" Osho

Evitar forzar las posturas. La actitud adecuada consiste en observar el cuerpo para comprender su estado y avanzar gradualmente, sin quemar etapas. Permanecer pasivo en la postura, ubicar la respiración correcta y revisar conscientemente todo el cuerpo, descubriendo donde se localizan los obstáculos, tensiones ( o rigidez)  y concentrarse en dichas zonas profundizando la atención con respiraciones lentas y profundas.

Observar los grupos musculares que van actuando en cada momento, el estiramiento de la musculatura, tendones y flexibilidad de la columna vertebral, utilizando sólo los músculos indispensables, en su tono justo, sosteniendo el resto relajado. Cada uno tiene que encontrar su propio ritmo y velocidad internos. Si la respiración se entorpece, suavizar la intensidad de la postura.

La respiración debe ser fluida, amplia y suave, a través del cuello, tórax y abdomen y como una onda expansiva repercutir en todo el cuerpo. Cuando la respiración se encuentra bien encauzada realizar una meticulosa toma de conciencia sobre la columna vertebral y toda la postura en su conjunto.